Comió un huevo frito
y otro y otro más
se recostó pensando en la probabilidad de morir esa misma noche.
Durmió plácidamente
más que de costumbre
y hasta se despertó con nuevos bríos,
estoy lleno de proteínas pensó.
Aunque a veces sea logrado imprudentemente
y con sentimiento de culpa
es evidente que ser felíz
no te mata.
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