miércoles, 16 de septiembre de 2009

Viejos jövenes de Alicia Diaconú.

Empecé a mirar
a los viejos,
adjudicándoles
cuerpos jóvenes.
Los fui observando
así,
con sus canas
de ancianos,
imaginando
sus músculos

 veinteañeros,
caminando
por la playa
o bien,enderezando
su escoliosis
galopante
y mostrándose
esbeltos,ágiles,
trepando escaleras
y montañas.
No visualizo,
en cambio,
la vejez
en los jóvenes.
No puedo
agregarles arrugas
ni cargarlos
con la mochila
ostensible
de los años.

No puedo
adelantarme
a los hechos,
aunque parezca
fácil.
no me sale.
El juego me surge
de un solo lado.
Y no importa
en realidad
cuál es el juego,
si hacia atrás
o adelante.
Lo que importa
es aquello
inmóvil,
que no se transforma
ni deforma.
Lo informe
y luminoso
que imaginamos
como un soplo
o una ráfaga,
el inmutable
habitante,
sin edad,
que está
como un testigo,
más allá
de los cuerpos,
en el cuerpo.