miércoles, 18 de noviembre de 2009

Escribir,escribir

escribir para no estar muerto,dijo Bradbury.
Quiero contar esta impotencia que siento frente al Buenos Aires violento,gobernado por los pandilleros corruptos de siempre,esos que se proclaman humildes y defensores de los trabajadores y son sólo una máfia pegada al poder reinante,aparentemente inamovibles.
Me preocupa y angustia que se maten varias personas por día y nadie haga nada,que los que pueden hacerlo se hagan los distraídos y sigan discurseando estúpidamente.
Me molesta vivir con esta sensación de cautela constante,como si el demonio pudiera colarse por la ventana en cualquier momento o dispararme porque sí.
Recuerdo a Gudiño Kieffer en "Carta a Buenos Aires violento" y también el tema de Charly"...pero no bombardeen Buenos Aires".
Es difícil proyectarse en semejante geografía."No hay padre en esta sociedad",no hay límites.Ojalá cada uno pudiera ponerselos,pero es una utopía.
Las personas necesitan una "Tabla de Moisés" que les diga lo que está bien y que mal.Que pueden hacer y que no.
Si no hay patrones claros no pueden existir conductas claras.
Esto se salió de madre.Discepolo anda rodando por Callao con Piazzolla,como tantos de nosotros,intentando encontrar el mango de la sartén.Desorientados.
Como tantos de nosotros que nos levantamos intentando rescatar nuestra esperanza de un país más humano,un lugar digno donde depositar nuestros tesoros,no importa si un cofre o una moneda,son ¡nuestros tesoros!
Ojalá despierte algún día y  me encuentre con un padre y una madre coherentes,que les digan a sus chicos que lo bueno se festeja y lo malo se castiga.
Ojalá despierte un día sin sentir estas sirenas interiores,estas alarmas que me indican que estamos transitando sobre una cornisa.