viernes, 3 de mayo de 2013

Capítulo 16

Pino...aprendizajes


Pippo fue el primer impulso que tuvo mi carrera.Era un chico también italiano(el único que se acercó a charlar conmigo cuando empecé a trabajar.El hacía un año que trabajaba con Andrea.
Nos hicimos amigos,me ayudaba,me explicaba como era la peluquería,qué había que hacer,de qué manera,etc. Todas las compañeras del salón le pedían a Pippo que les cortara el pelo y las peinara.Y a mi,que recién empezaba,ni me miraban,Entonces le dije: mirá Pippo,yo en seis meses te voy a superar,y también les dije a las chicas:"Ustedes me van a pedir por favor que les corte el pelo".Se reían.
Cuando tome la decisión de ser peluquero,fue en parte para competir con Pippo y demostrarle a las chicas "de lo que yo era capaz".Un buen día, Andrea se fue a Europa y las clientas empezaron a elegirme para que las atendiera.Tal como había prometido,llegó el momento en que las empleadas me venían a rogar que les cortara el pelo y yo me daba el gusto de no atenderlas.En parte era un juego,porque" toda la vida yo he jugado".
Cuando empecé a trabajar en la peluquería nadie hablaba,nadie sonreía.Yo era alegre,cantaba y bailaba;al principio Andrea creía que estaba loco,pero al tiempo empezó a verse más contento, a divertirse conmigo.Armonizamos,estábamos juntos.Además al hablar el mismo idioma,el mismo dialecto,podíamos hacer chistes y nadie se daba cuenta.La peluquería cambió.
Yo les daba clases de baile a las clientas.Siempre he sido igual,tengo un carácter festivo.Tengo el impulso de crear,ya sea pintando,actuando,peinando o cocinando,pero la diversión tiene que ser la base.
"Lo que no me divierte,no me interesa".
Me tomaba muy en serio mi ambición de progresar,el modelo del propio Andrea,y su ayuda inicial,fueron dos claves en mi carrera.

Capítulo 15

Pino...un momento de decisión

Andrea me dio la oportunidad,y yo tomé la decisión de ser alguien. 
Un día me fui sólo a la estación de tren de Bernal,me senté en un banco  y me dije: ¿qué voy a hacer de mi vida?
Y escuché la respuesta como si viniera de otro lado :"Voy a ser el mejor".
No sabía cómo,deseaba volver a Italia,extrañaba,pero eso no iba a servirme de nada.
Me gustaba el fútbol,pero vivir de eso era imposible en ese momento,además había que mantener la casa.
Recién llegado me anoté en el Club Juventud de Bernal;había ido con un montón de vecinos y nos habían elegido sólo a mi y otro más .El primer fin de semana fui a entrenar,pero cuando empecé a trabajar en la peluquería 14-15 horas diarias,más el viaje de ida y vuelta,tuve que abandonar.
Una cosa era clara:no podía seguir así.Hasta ese instante había sido sumiso,no tenía personalidad :¿había que dejar Italia? la dejaba.¿Había que alcanzarle pincitas al peinador?Se las alcanzaba.Pero repentinamente algo rebelde de mi se manifestó y tomé una determinación por mi mismo,por primera vez:iba a aprender peluquería,iba a luchar,¡sería grande!
Volví a casa seguro y terminante,le pedí a mi padre que me ayudara a instalarme.Puse dos asientos en mi cuarto,un lavadero y dos secadores.Avisé a todo Bernal que los sábados a la tarde y los domingos cortaba y peinaba gratis.
Al principio era un desastre,pero despacio fui aprendiendo.Observaba a Andrea y Pippo,un compañero que sabía mucho.
Practique,practique y practique. Los sábados terminaba de trabajar a la 1 del mediodía,me iba a Bernal y ya había gente esperándome.Al poco tiempo empecé a cobrar.Llegó un momento en que, en un fin de semana ganaba más que en todo un mes en  la peluquería de Andrea.
Estuve casi dos años haciendo eso. Ahorraba  con desesperación,trabajaba con tanto fervor,que pude comprar un terreno,construir una casa,después pagar un auto en cuotas.En la Argentina se podía progresar. 
Pensé entonces (y lo dije después,en todos los países que visité) que aquí se podía nacer obrero y convertirse en patrón y eso no es común en el resto del mundo:es un privilegio.Lo supe así y puse todo mi empeño en aprovecharlo.