jueves, 2 de mayo de 2013

Capítulo 14

"El que no sabe llevar su contabilidad por espacio de tres mil años,
se queda como un ignorante en la oscuridad
y sólo vive el día"  Goethe.
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Pino ... Babbo

Recién llegados ,no tuve tiempo para el azoramiento:yo soy el mayor de los hermanos y tenía que trabajar.Eso no se ponía en duda en el seno de una familia italiana,no se discutía,ni siquiera se pensaba.
El amor de un italiano es diferente al de un alemán o un inglés.El amor italiano por la familia también es diferente de otros amores.La familia es un bloque que avanza unido.A mi padre le habían ofrecido un trabajo excelente en Comodoro Rivadavia, pero hubiera tenido que ir solo y no quiso abandonarnos.(Mucho después me pasaría algo parecido:una empresa norteamericana me propuso un contrato muy tentador,pero elegí quedarme con los míos,en lo que ya era mi país)
En Buenos Aires  las cosas eran difíciles para papá,él no podía con todo.Me tocaba poner el hombro y lo puse sin chistar.
¿Dónde probar fortuna si no en el salón de Andrea?A él le iba bien y si bien yo no sabía nada de la profesión,todo puede aprenderse.Al tercer día de estar acá,ya era ayudante de peluquería.Eso no significaba gran cosa:barrer el piso,lavar el pelo...
Pero ganar plata cambió mi rol dentro de la familia,pasé en cierto modo a desplazar a papá,a ocupar el lugar de jefe de familia,a cuidar de mis hermanos,sobretodo de Lina y Miquela.
Extrañaba Italia,no me gustaba ni siquiera el olor de la peluquería,no hablaba castellano...pero no perdí la alegría.Muy rápido me hice de amigos en el barrio:ya en mi primera semana en Bernal organicé una reunión en mi casa y a partir de allí,nos juntábamos todos los sábados a bailar.El grupo era muy lindo,a mi siempre me gustó bailar,la música,cantar.
También me gustaba ganar dinero,llevar plata a casa y mandarme la parte con mis amigos,por ejemplo invitándolos al cine. 
Ya me olvidaba un poco de Italia,ya me empezaba a acostumbrar.
Pero no me quedaría con eso,creo que mi empeño por superarme se generó, primero porque era demasiado alto,parecía mayor de lo que era y me daba muchísima verguenza ocupar el lugar  que tenía en la peluquería.Además sentía que no era el que correspondía,sabía que estaba preparado para algo mejor.
En Bari,habíamos vivido cómodos,todos los veranos tomábamos vacaciones en Festa o Santo Spirito,papá alquilaba una casa.Todos los días con mi primo Marco ibamos a pescar "pelozza",una especie de cangrejo que después comíamos con spaguetti ¡qué delicia!.
Antes de la quiebra,papá estaba muy bien económicamente,tenía un negocio de artículos para el hogar.Me habían mandado a una escuela privada Salesiana en Conversano y esperaban que algún día fuera doctor,no importaba que clase de doctor:médico ,abogado,daba lo mismo.Era la ambición máxima de un italiano de esa generación . Eso no fue posible,pero yo no sabía lo que era la pobreza o la mediocridad y no estaba dispuesto a averiguarlo.Tenía expectativas propias acerca de mi mismo y había heredado ,en cierta medida,las de mamma y babbo,aunque mi propio deseo no era ser doctor sino una estrella del fútbol.
Sentía que tenía un compromiso de honor con la familia.No pude cumplir con ninguno de esos sueños,ni doctor,ni fútbol pero también sabía que podía mucho más que limpiar peines y ordenar tijeras.