sábado, 4 de julio de 2009

MARIANELLA.

Marianella se quedó sentada cerca del charquito,comenzó a mirar fijamente y encontró allí figuras que la observaban,sonrió sintiéndose más acompañada,vio pecesitos de colores,chiquititos y con ojos brillantes que la miraban de costado,como miran los peces.Un delfín no puede andar por este charquito,pero para mi es un delfín ,se dijo.
Agarró la escoba que lleva siempre con ella y apretando fuerte el palo le susurro:viste,no estamos solas Sofía.Dicen que vos no tenés vida¡que tarados!no les des bola,vos sos mi mejor amiga,además todos te quieren, sino ¿por qué bailan el "baile de la escoba",por algo será,no?.
Comenzó a reírse,cada vez más fuerte,a carcajadas hasta que le saltaron lágrimas de los ojos.
Desde el charco que bordeaba el cordón de la vereda ,los pecesitos le hacían guiños y hasta vio un brillo especial en el agua,como de estrellas.
Empezó a cantar esa vieja canción y se olvidó de su orfandad.

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