sábado, 29 de agosto de 2009

Proverbio chino.

Cerca de Tokio vivía un Samurai anciano que se dedicaba a enseñar a los jovenes.A pesar de su edad,corría la leyenda que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.Cierta tarde un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos apareció allí.
Era famoso por utilizar la técnica de la provocación.Esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos,contraatacaba con velocidad fulminante.
El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha.Con la reputación del Samurai,se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama.
Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea,pero el viejo acepto el desafío.
Juntos,todos se dirigieron a la plaza del pueblo y el joven comenzaba a insultar al viejo maestro.
Arrojó algunas piedras en su dirección,le escupió en la cara y le gritó todos los insultos conocidos,ofendiendo incluso a sus ancestros.
Durante horas hizo de todo para provocarlo,pero el viejo permaneció impasible.
Al final de la tarde,sintiéndose ya exhausto y humillado el impetuoso guerrero se retiró.
Desilusionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones los alumnos le preguntaron-¡¿cómo pudiste maestro,soportar tanta indignidad? ¡¿por qué no usaste la espada,aún sabiendo que podías perder la lucha?,en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?!
El maestro les pregunto-¿Si alguien llega a ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan ¿a quién pertenece el obsequio?-A quien intento entregarlo-respondió uno de sus alumnos.
-Lo mismo vale para la envidis,la rabia y los insultos-dijo el maestro-
Cuando no se aceptan,continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo.

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