martes, 3 de noviembre de 2009

Roma 23 de diciembre de 1903 de RAINER MARIA RILKE Extracto.

Mi querido señor Kappus:
No quiero que pase sin un saludo mío esta Navidad,cuando en medio de estas fiestas su soledad se le hace más difícil que núnca.Pero si entonces comprende que ella es grande,alégrese;porque ¿qué sería-pregúnteselo-una soledad sin grandeza?
Sólo hay una soledad,y ella es grande.y difícil de soportar,y casi todos desearían en algún momento cambiarla por una compañia cualquiera,aun banal e insignificante,por la ilusión de un acuerdo ínfimo con quien sea,hasta con el más indigno...
Pero acaso sean precisamente esas las horas en que crece la soledad;porque su crecimiento es doloroso como el crecimiento de los niños,y triste,como el comienzo de todas las primaveras.Pero eso no debe confundirlo,porque es justamente lo necesario:soledad,una inmensa soledad interior.Andar dentro de sí y no encontrar a nadie durante horas-eso es lo que hay que lograr-Estar solo como se estaba solo en la infancia,cuando los adultos andaban por ahí enredados con cosas que parecían importantes y grandes porque los mayores tenían esa apariencia de personas ocupadas,y porque nada se comprendía de su hacer.
Y cuando un día se reconoce que aquellas ocupaciones eran pobres,los oficios torpes,y ya sin relación con la vida,¿por qué no seguir viéndolos como un niño:como algo extraño,desde lo hondo de la propia vida,desde la extensión de nuestra soledad,que es ella misma trabajo,oficio y jerarquía?¿Por qué preferir el rechazo y el desprecio a la sabia incomprensión del niño,si no-comprender es estar solo,y el rechazo y el desprecio implican compartir aquello de lo que queremos precisamente apartarnos?
Piense querido señor,en el mundo que lleva dentro,y dé a ese pensamiento el nombre que quiera:recuerdo de la infancia o anhelo del porvenir,pero permanezca atento a aquello que surge en usted,y colóquelo por encima de todo lo que ve a su alrededor.Lo que sucede en lo más profendo de su ser merece todo su amor;es allí donde tiene que trabajar de algún modo,y no perder demasiado tiempo y fuerzas en definir su posición frente a los hombres.Quién le dice que quizá esa relación ni siquiera existe.Yo sé que su ocupación es dura,que nada tiene que ver con usted;preví su queja y sabía que habría de llegar.Ahora que ha llegado,no puedo ofrecerle un consuelo,solamente decirle que piense si acaso no son así todos los oficios:plagados de exigencias,enemigos del individuo,en cierto modo impregnados del odio de quienes se mantienen en la tarea prosaica callados y descontentos.
La situación es la que debe vivir usted ahora,no es más convencional,no tiene más prejuicios y falsedades que todas las otras;y si existen algunas que aparentemente confieren una libertad mayor,no hay ninguna que sea amplia,extensa y tenga relación con las grandes cosas en que consiste la verdadera vida.Solamente el individuo que está solo,es como una cosa ,sometida a la ley más honda;y cuando mira la mañana que se inicia o el ocaso  fecundo en aconteceres,y cuando siente lo que allí sucede,toda jerarquía se desprende de él como de un muerto,aunque esté de pie en medio de la vida...

No hay comentarios: